Más impuestos, más deuda, menos inversiones y la confirmación de que el proyecto de Benlloch ha fracasado y se ha agotado ya su ciclo

El presupuesto de 2019 marca el final de un ciclo. Un presupuesto que confirma que fracasa el modelo de Benlloch y que ha metido a los vecinos. Asi lo ha interpretado hoy el portavoz del Partido Popular en Vila-real, Héctor Folgado, quien ha manifestado que “ayer el PSOE de Vila-real hizo un balance de despedida” y “que marca un ciclo agotado”.

En el presupuesto se refleja que el alcalde Benlloch ha subido la contribución a máximos históricos “y cada año el alcalde ingresa tres millones de euros más que lo que hizo el último gobierno del PP en Vila-real”. Héctor Folgado, además, ha advertido que “cada vez que a Benlloch le llega un pago imprevisto, no se aprieta el cinturón, sino que pide un préstamo” y esta política ha provocado que “Vila-real esté más endeudada que nunca en toda su historia y que estos préstamos los tenga que pagar la próxima corporación”.

El alcalde Benlloch ha destinado 4 millones de euros al Gran Casino, medio millón para un bar con patos, 400.000 euros para reformar despachos y más de 160.000 euros para comprar otra casa en el centro “pero dice que no tienen dinero para las necesidades básicas de los vecinos”.

Los populares han lamentado, además, que las cuentas para 2019 “son un recorrido por los incumplimientos, donde se demuestra que siguen sin pagar a las ONG, a los agricultores de Vila-real, a las asociaciones de vecinos”. Estas deudas se suman a que Benlloch no para de perder subvenciones, como los fondos europeos en los que se han perdido 7,5 millones de euros.

Además, tiene paralizados los 70.000 euros para la pista de atletismo que ha dado la Diputación a Vila-real, o los 180.000 euros para el Molí la Vila, o el dinero del Villarreal para construir un nuevo pabellón después de derribar el Campió Llorens, con un millón de euros.

A todo ello hay que añadirle el grave abandono de la ciudad, que está más sucia que nunca. O la ausencia de inversiones en prevenir inundaciones o reparar los caminos rurales, que están completamente abandonados.

Son unos presupuestos “sin ilusión, sin inversiones y sin futuro que obligan a Vila-real a buscar un cambio a partir de mayo del año que viene en las elecciones”.